viernes, 22 de noviembre de 2013

Luis Ángel Sánchez: “La propaganda misional se acerca a la que puede diseñar cualquier ONG”


Presentación "Dominación, fe y espectáculo" / A. F. 

  • Autor del libro Dominación, fe y espectáculo, publicado por el CSIC.
  • A lo largo de cien años, las exposiciones misionales evolucionaron de una exhibición etnográfica y “salvajista” a una apelación cristianizadora, social y asistencial.

Entre 1851 y 1958 las Iglesias cristianas viven un periodo de intensa actividad propagandista y evangelizadora. Uno de los recursos empleados para recabar apoyos a dicha empresa es la exposición misional, en la que se muestran materiales etnográficos de las poblaciones evangelizadas, se organizan espectáculos teatralizados que recrean las formas de vida de los pueblos salvajes y, en ocasiones, se exhiben nativos que representan sus antiguos modos de vida.



P. ¿Cuál fue su origen?

R. Se relaciona con el afán de expansión ultramarina de las misiones protestantes a mediados del XIX y con sus innovadoras formas de propaganda. El “formato exposición” se ve potenciado por el éxito de las exposiciones universales, etnológicas y coloniales, que tienen en la segunda mitad del XIX su momento de máximo apogeo.



P. ¿Durante cuánto tiempo se hicieron?

R. Las primeras, muy sencillas, se datan a mediados del siglo XIX en Reino Unido. Son ya importantes, en ese mismo país, en las décadas de 1870 y 1880. Alcanzan su apogeo, las protestantes, en las primeras décadas del XX; las católicas en el período de entreguerras. En la década de 1940 ya son mucho menos comunes, salvo en Canadá y Bélgica. La última gran muestra etnológico-misional se integra en la Exposición de Bruselas de 1958.



P. ¿Cómo eran acogidas estas exposiciones misionales etnográficas?

R. Tuvieron un notable éxito, tanto las más modestas y recurrentes (protestantes) como las de mayores dimensiones y más espectaculares, especialmente las protestantes anglosajonas de comienzos del XX y las católicas del Vaticano (1925) y Barcelona (1929). No obstante, las protestantes tuvieron una repercusión social más intensa y extensa.



P. ¿Se dirigían a los ciudadanos en general o a los poderes de la época?

R. En principio, se dirigen al ciudadano, sobre todo al creyente, pero también tratan de atraer la atención del no creyente o del seguidor de un credo distinto al de los organizadores. No obstante, también envían mensajes a las autoridades locales, regionales y nacionales, tanto para que apoyen la obra misional como para mostrar que las misiones son útiles en la empresa colonial.



P. ¿Qué grado de eficacia lograron?

R. Por supuesto, es muy difícil de valorar. No obstante, en determinados períodos y contextos logran incrementar el apoyo (moral y económico) de los ciudadanos a la obra misional y también permiten articular contextos de colaboración con las administraciones públicas, en las metrópolis y en las colonias.



P. ¿Las representaciones se improvisaban o respondían a algún guión previo?

R. Todo acto que se desarrolla en una exposición misional está perfectamente diseñado y organizado, muy especialmente las representaciones teatralizadas. No obstante, éstas son propias de las protestantes, no de las católicas.



P. ¿En qué lugares se representaban?

R. Hay gran variedad de espacios: recintos cerrados propiedad de las Iglesias, espacios públicos cerrados, pabellones construidos a tal fin como parte de exposiciones coloniales y universales, parques públicos, etc.



P. ¿Se puede hablar de diferentes formas de representación en función de los diferentes países en los que tuvieron lugar?

R. Sí. Las belgas católicas son más participativas que las de otros países; las portuguesas (católicas) están muy imbricadas y controladas por el Estado; las norteamericanas (protestantes) son muy espectaculares; las británicas (protestantes) son las pioneras, las más variadas, independientes e innovadoras; las francesas (protestantes) son más adustas que las británicas; las canadienses (católicas) son muy participativas y poco “salvajistas”…



P. ¿Qué otras diferencias ha encontrado usted entre las exposiciones misionales etnográficas protestantes y católicas?

R. Las protestantes comienzan antes; son más numerosas y participativas; recurren de forma más intensa a la participación de nativos y a las representaciones teatralizadas realizadas por “blancos”; son menos dependientes de las administraciones públicas que las católicas; son más espectaculares y más llamativas (sobre todo algunas británicas y norteamericanas). Las católicas son menos numerosas, aunque la vaticana (de 1925) y la barcelonesa (1929) se encuentran entre las más exitosas de todos los tiempos.



P. ¿Qué destaca en la evolución de ambas a lo largo de los cien años estudiados?

R. Aunque hay notables diferencias y altibajos en el proceso, se podría afirmar que unas y otras evolucionan hacia formas más respetuosas de exhibición, con menor carga etnográfica y “salvajista”, tratando de destacar la labor cristianizadora pero también la social y asistencial, y todo ello articulado de forma independiente de administraciones coloniales o de cualquier otro poder público.



P. Tengo entendido que durante su investigación le llamó la atención la Exposición Universal de Bélgica de 1958. ¿Por qué?

R. La exposición de 1958 es especialmente interesante por ser la primera tras la Segunda y la última que tiene una sección colonial (la del Congo belga), que acoge también una exposición misional aún con cierto regusto arcaico. Al mismo tiempo, en el certamen se presenta por vez primera la Iglesia católica (el Vaticano) con un pabellón propio y un discurso moderno que contrasta de forma notable con el proyectado por los misioneros en la sección del Congo.



P. ¿Algún resquicio de aquello?

R. Se siguen celebrando exposiciones misionales y quizás se sigue usando la imagen de los nativos misionados como reclamo. No obstante, se trata de certámenes que ya no recurren a las recreaciones de “aldeas salvajes”, ni al despliegue de materiales etnográficos, ni a las representaciones teatralizadas de las formas de vida indígena. Se apela a la fe de los creyentes, a su apoyo a las empresas de ayuda social, asistencia y educativa en los territorios de misión. La propaganda misional se acerca a la que puede diseñar cualquier ONG.

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Luis Ángel Sánchez Gómez (Madrid, 1962) es profesor titular de Antropología cultural en el Departamento de Prehistoria de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado varios libros y algunas decenas de artículos sobre etnohistoria e historia colonial de Filipinas, historia de la antropología y antropología del campesinado. Desde 2004 centra su interés en el estudio de las exposiciones etnológicas, coloniales y misionales organizadas en Europa y los Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX.

Pie de foto. El libro se presentó anoche en el espacio UNE de la Librería Científica del CSIC (Duque de Medinaceli, 6. Madrid). Intervinieron, además del autor (2º izqda): Elena Hernández Sandoica (2ª dcha), catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense; Carmen Ortiz García, investigadora científica del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC (1ª dcha); y Ramón B. Rodríguez, director de la Editorial CSIC (1º izqda.).