jueves, 23 de febrero de 2017

“La sociedad 2.0 ha potenciado lo que la posmodernidad comenzó: una indefinición de lo que es o no es poesía”

 El coloquio y posterior recital se celebró anoche en el Espacio UNE de la Librería del BOE. De izqda. a dcha: el editor Pablo Velasco y los poetas Álvaro Petit Zarzalejos, Luis Alberto de Cuenca e Ignacio Escuín Borao.



Participó ayer junto a Luis Alberto de Cuenca e Ignacio Escuín Borao en el coloquio ¿Hay espacio para la poesía en la sociedad 2.0?, organizado por CEU Ediciones. La conversación de los tres poetas, moderada por el editor Pablo Velasco, indagó sobre la salud de la poesía en la sociedad digital y reflexionó sobre la influencia de las nuevas tecnologías en el lenguaje poético así como las nuevas tendencias y perfiles de los nuevos creadores. Tras el coloquio, los autores ofrecieron un recital poético con la lectura de algunas de sus últimas creaciones.

P. Se dice que la tecnología ha favorecido la difusión de la poesía. ¿Está de acuerdo?
R. Es indudable que ha sido así. Y lo ha sido tanto para los lectores como para los propios poetas. Antes de este boom de las tecnologías de la comunicación, un poeta, para darse a conocer, tenía que lograr publicar algunos poemas en algunas revistas (los que, pese a jóvenes, somos torpones digitales e informáticos, lo hemos hecho y seguimos haciéndolo), en unos momentos en los que el catálogo de revistas literarias era y es muy limitado y de una decreciente influencia. Ahora, un blog, una cuenta en Twitter o un perfil en Facebook permiten a un poeta darse a conocer, ofrecer a los lectores sus composiciones y lograr, en muchos casos, una difusión mucho mayor de la que lograrían con un libro. Y para los lectores, ha tenido también un efecto beneficioso y es que han descubierto una vida más allá de las editoriales: nuevos autores, nuevas estéticas… Claro que, como casi todo, tiene una parte que puede ser muy negativa y es la falta de un filtro que cribe en busca de la calidad…

P. ¿Qué otros beneficios ha aportado el desarrollo tecnológico, según usted?

R. Fundamentalmente, lo dicho antes. Una multiplicación de los canales de comunicación y de difusión, al margen de los circuitos tradicionales.

P. ¿Cree que la sociedad 2.0 ha ampliado de algún modo el propio concepto de poesía?

R. Creo que la sociedad 2.0 ha potenciado lo que la posmodernidad comenzó: una indefinición de lo que es o no es poesía. Ciertos fenómenos, como los llamados poetas de Twitter o la irrupción de las grandes editoriales en un género que tenían absolutamente olvidado, han favorecido también a esto. Pero no creo que sea malo per se; la falta de, digamos, un canon casi normativo en virtud del cual una composición es o no es poesía ha permitido ensanchar las fronteras literarias, convirtiendo la poesía en lo que, sinceramente, creo que debe ser: un inmenso espacio de libertad creativa en el que, el único baremo sea la calidad y no la adecuación a unos u otros esquemas. Esa tiene que ser la clave: la calidad. Porque un soneto puede ser métricamente perfecto, pero ser un mal soneto… al igual que puede sucederle a un poema de verso libre o esencialmente lírico. Y otro tanto sucede con estos autores que ahora venden cifras asombrosas: algunos serán buenos, otros no… como sucede siempre y se sea o no un poeta de Twitter. Lo que no puede es darse gato por liebre: un poema no son frases cortas, ni mensajes motivacionales, ni escribir lo mucho que se quiere a Fulanita derrochando sensiblerías.

En este sentido, es curioso lo que sucede hoy con algunas letras de canciones, que adquieren la categoría de poesía. No creo que sea así. Una letra puede tener una gran belleza literaria, pero no será en ningún caso un poema. Son géneros distintos, cuya creación y naturaleza es distinta. Una letra no es independiente, necesita de otro lenguaje, el musical, para lograr un sentido completo. Un poema no. Uno poema tiene sentido en sí mismo, sin necesidad de otros aditamentos.

P. ¿Cuáles son las características de la nueva poesía, surgida ya en la sociedad 2.0?

R. A eso sí que no sabría responder más que con meras intuiciones que, como buenas intuiciones, tienen un margen de error amplísimo. La primera de ellas sería, creo, el haber, de alguna forma, quebrado ciertos cauces por los que un poeta alcanza el reconocimiento; el haber salido un poco del mundillo. Otra: una mayor preocupación por el contenido, en detrimento del continente: una despreocupación por el aspecto formal de la poesía – incluido el verso libre, que también tiene su forma.

P. ¿Está la sociedad 2.0 influyendo de algún modo en la creación poética, por ejemplo, en cuanto a los temas?

R. No creo que tanto como en otros aspectos. Influir, influirá, tanto en cuanto la poesía está conectada a la realidad, del mismo modo que en los siglos XI y XII se componían cantes de gesta, resulta evidente que la realidad nuestra, con todo lo que la conforma, está presente de una forma o de otra en la poesía, que no deja de ser una hija de su tiempo. Aunque, ya digo, no creo que la influencia en la temática sea tan acusada, porque en el fondo la poesía está volviendo continuamente a los mismos temas, a los grandes temas de la humanidad. Ahí reside parte de su carácter, tan especial.

P. ¿Y en el lenguaje?

R. Aquí sí creo que la influencia ha sido mayor, porque las nuevas tecnologías remiten a un lenguaje rápido, muy de estar por casa o de barra de bar. El boom de las tecnologías de la comunicación ha hecho que las miradas se posen, precisamente, sobre el mensaje, sobre lo que se quiere comunicar y no sobre el cómo. Pero vamos, que no es un empobrecimiento que afecte sólo a la poesía: ahí está el arte, el cine, la narrativa o, un ejemplo aún más evidente y que me duele especialmente: el periodismo. Más que el lenguaje, ha sido el registro lingüístico el que ha ido empobreciéndose. Un hecho que, en buena medida, no depende de la persona en concreto, sino que, de alguna forma, nos viene dado por el momento en el que nacemos o el medio ambiente en el que nos formamos. Yo me considero un lector, no sé si bueno, pero sí voraz. Leo como si no hubiera un mañana, porque lo disfruto como si en verdad no hubiera un mañana, pero tendré siempre un hándicap en comparación con la generación, por ejemplo, de mis padres, que casi por naturaleza y sobre todo, por educación, tiene un registro lingüístico mucho mayor. En el lenguaje, los poetas jóvenes tenemos un gran reto.

P. ¿Qué diferencia a los poetas 2.0 de los clásicos?

R. Depende de qué entiendas por poetas 2.0 y por clásicos. ¿El poeta 2.0 es el que tiene un blog? ¿quién es clásico: Homero, San Juan de la Cruz, ambos? La principal diferencia supongo que está en el tiempo en el que cada uno desarrolla su obra y todo lo que ello implica. Yo, por una cuestión cronológica, soy un poeta 2.0, pero no recuerdo haber publicado ningún poema en un blog, ni haberme referido a las nuevas tecnologías en ninguno de mis poemas. Luis Alberto de Cuenca para mí es la representación perfecta del poeta 2.0 que, de verdad, es poeta, y tampoco tengo noticia de que haya publicado poemas en un blog propio… vamos, creo que no tiene ni Twitter. Otro gran poeta, un maestro para mí: Julio Martínez Mesanza, del que nadie diría que es un poeta 2.0, y sí que ha publicado algunos poemas en un blog personal.

P. ¿En qué le ha influido a usted como poeta, a la hora de crear, esta nueva sociedad de la información?

R. Pues en poco, la verdad. Por ser joven se da por hecho que uno tiene que tener una naturaleza casi volcada en las redes sociales y en la comunicación, y lo cierto es que en mi caso no es así. De hecho, me dan bastante pereza (para disgusto de mi editor). Pero es que además, yo he ido desarrollando mi poesía de manera muy autónoma, casi de taller, alejado del entorno que, hoy por hoy, es por definición tecnológico e hipercomunicativo. No escribo ni siquiera en ordenador. Lo escribo todo en papeles o en libretas, que luego copio en word y corrijo. Pero que nadie crea que todo esto es por una especia de romanticismo trasnochado. Es por pura necesidad. Como periodista, buena parte de mi día lo paso delante de un ordenador, y en cuanto puedo quitar los ojos de una pantalla, lo hago. Así, la poesía me sirve, además, para intentar no quedarme ciego.

P. Recomiéndenos un libro de poesía y un blog o sitio web.

R. ¿Sólo un libro? La antología Los mundos y los días, de Luis Alberto de Cuenca, en Visor. Ese libro es la prueba palmaria de mi afirmación anterior: Luis es el perfecto representante de lo que para mí debería ser un poeta 2.0. Y un blog o sitio web… ahí te diría que la poesía está más coja: desde que desapareció Poesíadigital.es, creo que lo único que hay exclusivamente de poesía es Verso Blanco, el suplemento que editamos en Ritmos21.com Pero por no ser corporativista, te diría que el blog de José Luis García Martín – Crisis de Papel –, está bien nutrido de críticas de libros de poemas. También está bien Circulo de Poesía. Y una web muy útil y con cosas muy interesantes es SoyPoeta.com, una red social de poesía (más 2.0, imposible).

lunes, 20 de febrero de 2017

“Hasta que no aprendamos a sintetizar el impacto científico, no seremos capaces de diseñar ningún algoritmo que lo mida”

La revolución de Google Scholar. Destapando la caja de Pandora académica se presentó esta mañana en el espacio UNE de la Librería del BOE
En la imagen, de izquierda a derecha: Emilio Delgado, Enrique Orduña-Malea, Alberto Martín Martín y Juan M. Ayllón / A.F.
  • Entrevista con Emilio Delgado López-Cózar, coautor de “La revolución de Google Scholar. Destapando la caja de Pandora académica”, publicado por la UNE
Este libro, del que son autores Emilio Delgado López-Cózar, Enrique Orduña-Malea, Alberto Martín-Martín y Juan M. Ayllón, describe minuciosamente las características y prestaciones de este buscador que se ha convertido en una valiosísima fuente de datos para la evaluación científica.


P. Definido de una manera simple, Google Scholar es la herramienta que ofrece Google para buscar la información y la bibliografía científica que se aloja en la World Wide Web. En su opinión, ¿qué características generales presenta esta herramienta que la hace tan disruptiva para la “encontrabilidad” del contenido científico?

R. Google Scholar ha supuesto una auténtica revolución en la forma de buscar, encontrar y acceder a la información científica. En la actualidad es la mayor base de datos bibliográfica de información científica. Al rastrear en la Web toda la variopinta tipología de documentos de corte académico generados por los científicos en su actividad cotidiana (libros, capítulos, artículos de revistas científicas, material docente, tesis, ponencias y comunicaciones en congresos, informes, patentes…), y al hacerlo en todos países e idiomas, ofrece respuesta a múltiples necesidades de información científico. Y todo esto el buscador lo hace de forma simple, sencilla, muy rápida y de forma gratuita.


P. El modelo de negocio de los actuales índices de impacto, por tanto, ¿está amenazado por la popularización de esta herramienta?
R. No creemos que estas empresas estén amenazadas, al menos por el momento, aunque Google Scholar ha espoleado la competencia. No obstante, la respuesta a esta pregunta difiere dependiendo de si hablamos de las prestaciones bibliográficas o bibliométricas de las bases de datos. Desde un punto de vista bibliográfico, Google Scholar se ha erigido en el buscador más popular y usado por los científicos y, desde luego, que ha mermado el uso del resto de herramientas de búsqueda. Ahora bien, desde el punto de vista bibliométrico todavía no podemos decir que es una auténtica amenaza. Hemos de entender que las bases de datos bibliográficas con información bibliométrica (Scopus y WoS) son utilizadas en la actualidad por las agencias de evaluación del desempeño académico. Mientras Google Scholar no forme parte de ese entorno, las bases de datos bibliográficas no tienen por qué verse amenazadas. En definitiva, lo que sí ha cambiado es el uso de las plataformas para la búsqueda de información. La principal razón para usar Web of Science y Scopus en la actualidad no es la “encontrabilidad” de contenido científico.



P. ¿Qué papel puede desempeñar Google Scholar en un escenario donde la literatura científica tiende al Open Access?

R. Google Scholar se nutre de los contenidos proporcionados por los repositorios, tanto temáticos como institucionales. Sin Open Access, Google Scholar probablemente sería un producto diferente. Gracias a su capacidad de surcar todos los mares del conocimiento científico y arribar a los puertos donde este se almacena, Google Scholar se convierte en el intermediario imprescindible entre el productor y el consumidor de información académica, a día de hoy. Gracias a sus potentes rastreadores está facilitando el acceso abierto de manera notable, especialmente para aquellos que más lo necesitan y que menos recursos disponen para adquirir las costosas bases de datos bibliográficas.



P. Según destaca en su libro, Google Scholar actualmente ya es un producto maduro, tanto en cobertura de contenidos como en precisión de búsqueda. Por otro lado, cada vez hay más políticas para favorecer el Open Access. ¿Cree que la amenaza que se cierne sobre Elsevier, Wiley, Springer, etc., es necesariamente grave? ¿Están las editoriales grandes tomando alguna medida al respecto?
R. La amenaza no creemos que radique en Google Scholar, sino en los cambios que la Web ha generado en los circuitos de publicación y comunicación científica, en sentido amplio. El rol de las revistas en el nuevo escenario científico es el que está en peligro. Las revistas y las editoriales sobrevivirán si son capaces de entender los cambios y adaptarse. No sobrevive el más fuerte, sino el que tiene mejor capacidad de adaptación.



P. Si Google Scholar continúa popularizándose al ritmo actual, ¿qué medidas se deberían adoptar para evitar una excesiva dependencia o googlelización, como dice usted en su libro?


R. Google Scholar es un producto más de Google. De hecho, ni siquiera es de los más importantes, está mantenido por un grupo relativamente pequeño de personas. Es un producto querido dentro de la compañía, donde una gran parte de los empleados son investigadores y académicos. El peligro a que Google desaparezca no es remoto. Una dependencia excesiva hacia un producto que puede desaparecer o cambiar completamente no sería una estrategia inteligente. Existen en la actualidad otros productos similares (como Microsoft Search, Semantic Scholar o incluso Research Gate) pero que no son tan eficientes en la búsqueda de información ni tienen la cobertura de citas de Google Scholar. La googlelización se atenuará si surgen otros productos que ofrezcan mejores prestaciones que las que actualmente proporciona Google Scholar. Este mundo es muy cambiante y lo que parece sólido puede derrumbarse de la noche a la mañana. Alguién se acuerda de altavista, nestcape, wordperfect… ¿Medidas? Si una compañía californiana ha creado un buscador científico, ¿por qué no lo iba a poder realizar Europa?



P. En su opinión, ¿de qué forma deberían repensar su lugar las bibliotecas universitarias para seguir aportando valor a la cadena del acceso al contenido científico?
R. Lamentablemente, las bibliotecas universitarias están heridas de muerte. La información científica, algo que las hace distinguibles de otras bibliotecas, puede ser una de sus tablas de salvación. Las bibliotecas deben seguir proporcionando depósito al acervo científico creado por la institución, pero deben enfocar sus objetivos hacia la oferta de servicios de valor añadido. El usuario no busca en la biblioteca pudiendo tener el mundo a golpe de clic. Ahora bien la biblioteca puede formar y educar a los investigadores nóveles en las nuevas herramientas de búsqueda de información y, en general, asesorar, e incluso, pilotar los procesos de evaluación del rendimiento de la investigación a la que son sometidas sus instituciones y sus investigadores.



P. En realidad, Google Scholar puede llegar a ofrecer la herramienta perfecta para medir el impacto científico. ¿Está de acuerdo con esto? ¿Se podrá llegar a formular el algoritmo perfecto que mida el impacto real de cada paper?


R. No creemos que exista una herramienta perfecta para medir el impacto científico, porque medir el impacto científico ya es una tarea bastante imperfecta en sí misma. La tendencia nos lleva a disponer de una variedad de métricas cada vez más amplias, con mayor cobertura y velocidad de actualización. Esto nos lleva a la necesidad de la instantaneidad. Mientras que en Scopus/WoS puedo tener que esperar meses para observar una cita recibida, en Google Scholar puedo tener una notificación a los días de que el artículo citante esté online. Sin embargo, el problema es que la noción de qué es impacto científico no está tan clara. El número de citas es una faceta de este impacto, pero solamente una. Hasta que no aprendamos a sintetizar el impacto, no seremos capaces de diseñar ningún algoritmo que lo mida. Y luego habrá que saber interpretarlo.



P. Por último, ¿es Sci-hub el Napster de las revistas científicas? ¿Qué aviso nos está comunicando esta iniciativa (ilegal) para la comunidad científica y qué nuevo escenario de posibilidades se abre?

R. Sí, podría decirse que es un símil apropiado. Es una pregunta difícil. Toda investigación financiada con fondos públicos debería estar disponible en abierto a través de preprints. Si esto fuera así, iniciativas como Sci-Hub no serían necesarias. El aviso es que la comunidad necesita acceder a información. Hay demanda. Si los usuarios no pueden acceder, la tecnología ya ha desarrollado medios para acceder a la información. Quizás la solución no sea prohibir ni perseguir, sino la de generar alternativas justas a los investigadores que necesitan información, si ésta ha sido financiada de forma pública. Con todo, las revistas pueden aportan valor añadido a los contenidos, proporcionan difusión, otorgan prestigio a los autores e instituciones… Es un modelo de negocio tan válido como cualquier otro. La solución pasará por el establecimiento de modelos de negocio diferentes. La demanda de información viene del mundo académico, no de fuera. La relación de las revistas con los suscriptores institucionales ya no va a volver a ser nunca la que fue. El mundo cambió, y el rol de las revistas también. Un autor ya no necesita una revista para ser leído, y en ocasiones ni para obtener prestigio. Con esos mimbres se tendrá que pergeñar un nuevo escenario.



PIE DE FOTO. La revolución de Google Scholar. Destapando la caja de Pandora académica se presentó esta mañana en el espacio UNE de la Librería del BOE. En la imagen, de izquierda a derecha: Emilio Delgado, Enrique Orduña-Malea, Alberto Martín Martín y Juan M. Ayllón.

viernes, 17 de febrero de 2017

Luis Alberto de Cuenca, Ignacio Escuín y Álvaro Petit Zarzalejos hablarán sobra la poesía en la sociedad 2.0

De izquierda a derecha, Luis Alberto de Cuenca, Ignacio Escuín y Álvaro Petit Zarzalejos

¿Hay espacio para la poesía en la sociedad 2.0? Los poetas Luis Alberto de Cuenca, Ignacio Escuín Borao y Álvaro Petit Zarzalejos darán respuesta a esta pregunta en el coloquio que organizado por CEU Ediciones se celebrará el próximo 22 de febrero, a las 18:30h, en el Espacio UNE de la Librería del BOE (C/ Trafalgar, 27. Madrid).

El coloquio, moderado por el editor Pablo Velasco, indagará sobre la salud de la poesía en la sociedad digital y reflexionará sobre la influencia de las nuevas tecnologías en el lenguaje poético así como las nuevas tendencias y perfiles de los nuevos creadores.

Tras el coloquio, los autores ofrecerán un recital poético con la lectura de algunas de sus últimas creaciones.

jueves, 16 de febrero de 2017

Presentación del libro “La revolución de Google Scholar. Destapando la caja de Pandora académica”

Google Scholar ha supuesto una auténtica revolución en la forma de buscar y de encontrar información científica y de acceder a ella de manera fácil y rápida. Hoy día su simple caja de búsqueda, convertida ya en un estándar de facto en la búsqueda de información, se encarga de mostrar numerosos y pertinentes documentos escritos en cualquier lengua, producidos en cualquier país, bajo cualquier formato y tipología documental. Y todo ello ofrecido de forma gratuita. Pero lo que fue creado para buscar información se ha transformado, sin quererlo, en una valiosísima fuente de datos para la evaluación científica con múltiples usos bibliométricos, es decir, en una auténtica “caja de pandora académica”.

El objetivo de este libro es, ante todo, describir minuciosamente las características y prestaciones de Google Scholar. Se traza su origen y evolución, se desmenuza su funcionamiento general, se examina su tamaño, cobertura y crecimiento, se pormenorizan las prestaciones y servicios que proporciona como buscador y se apuntan sus fortalezas, debilidades y peligros. Se realiza un repaso exhaustivo de toda la literatura científica que ha indagado empíricamente sobre el comportamiento de Google Scholar hasta hoy.

Además, esta obra pretende explicar los principales productos derivados de Google Scholar, aquellos que conforman lo que denominamos la familia Google Scholar: Google Scholar Citations, nacido como un servicio a los autores para que generen un perfil donde se muestren los documentos publicados y recogidos en Google Scholar, así como el número de citas que cada uno de ellos ha recibido, generando una serie de indicadores bibliométricos. Y Google Scholar Metrics nacido como ranking de publicaciones científicas que permite a partir de los datos de citaciones de Google Scholar y por medio de índice h identificar las más influyentes revistas, congresos y repositorios. Por otra parte, se incluye un somero análisis de aquellos productos independientes a la compañía y que se han gestado para ofrecer distintas herramientas bibliométricas: Publish or Perish, Scholarometer, H Index Scholar, Journal Scholar Metrics, Publishers Scholar Metrics, Proceedings Scholar Metrics y Scholar Mirrors.

Investigación

La obra es fruto de la intensa y extensa labor investigadora desplegada por los autores (Emilio Delgado López-Cózar, Enrique Orduña-Malea, Alberto Martín-Martín y Juan M. Ayllón) durante casi una década en el seno de la Universidad de Granada y la Universidad Politécnica de Valencia donde trabajan como profesores e investigadores. Resultado de todo este quehacer ha sido la publicación de más de 50 artículos, informes y documentos de trabajo así como el diseño de varios productos de evaluación bibliométrica (H Index Scholar, Journal Scholar Metrics, Scholar Mirrors, Publishers Scholar Metrics, Proceedings Scholar Metrics, Classics Scholar’ Profiles, Indice H revistas científicas españolas según Google Scholar Metrics, La Biblioteconomía y Documentación española según Google Scholar Citations), que han explorado terrenos ignotos para la evaluación científica y abierto por primera vez nuevas vías para captar la producción e impacto de los científicos y sus obras.

La revolución de Google Scholar. Destapando la caja de Pandora académica se presentará el lunes 20 de febrero, a las 12:00 en el espacio UNE de la Librería del BOE (Trafalgar, 27. Madrid). Intervendrán: María Isabel Cabrera García, directora de Editorial Universidad de Granada; Anne-Wil Harzing (Middlesex University); y, en nombre de los autores, Emilio Delgado López-Cózar (Universidad de Granada) y Enrique Orduña-Malea (Universidad Politécnica de Valencia).

Esta presentación se celebra al hilo del Seminario Google Scholar Day: Changing current evaluation paradigms, organizado por Isidro Aguillo del Cybermetrics Lab (IPP –CSIC) ese mismo día de 16:00-18:40 en el Centro de Ciencias Sociales y Humanas del CSIC.