viernes, 27 de septiembre de 2013

Ricard Huerta: “Los colectivos artísticos y las acciones públicas reivindicativas están desarrollando una fuerte componente de concienciación patrimonial”


Presentación de "Patrimonios migrantes" / Alejandro Fernández

  • Editor del libro “Patrimonios migrantes”, publicado por la Universitat de València
  • La obra fue presentada anoche en la Librería Científica del CSIC-UNE
  • “Los miles de imágenes tecnológicas que genera cada año un adolescente forman parte de su patrimonio personal y compartido”
  • “La educación patrimonial es clave en el proceso de formación de ciudadanos exigentes y respetuosos”.
Con la intención de reflexionar en torno a las cuestiones patrimoniales y en lo referido a la educación patrimonial se celebraron en la Universitat de València las IV Jornadas Internacionales de Investigación en Educación Artística bajo el lema «Patrimonios migrantes». Fruto de esta iniciativa, organizada por el Instituto Universitario de Creatividad e Innovaciones Educativas junto con el Departamento de Didáctica de la Expresión Musical, Plástica y Corporal, son los textos que se recogen en este libro. Ricard Huerta y Romà de la Calle se han responsabilizado de la edición, coordinando las contribuciones de autores procedentes de universidades y centros de investigación de países como Brasil, España, Francia, Italia, Suiza y Uruguay.

Tras la presentación del libro en la Librería Científica del CSIC-UNE, Ricard Huerta ha contestado algunas preguntas formuladas por Prensa UNE. La entrevista puede ser utilizada íntegramente o en parte por los medios de comunicación.



P. Este libro lleva por título un nuevo concepto que ustedes han creado.

R. La idea de ampliar el concepto de patrimonio hacia un espacio liminar como el de los patrimonios migrantes supone incorporar un discurso mucho más poroso y difuso, más permeable, donde los límites ya no son geográficos, ni están marcados exclusivamente por las instancias del poder. Los intercambios se convierten en generosos espacios de conocimiento, donde lo personal y lo colectivo se gestionan especialmente en base al intercambio de memorias, saberes y aprendizajes.



P. ¿Por qué y para qué ha sido preciso crear este nuevo concepto?

R. Para gestionar con más libertad la idea de los patrimonios. En un espacio global, impregnado de comunicación instantánea y de tecnologías digitales, la tradicional localización geográfica de los patrimonios resulta antipática y un tanto obsoleta.



P. Entonces, cuando hablamos de patrimonio no hablamos solo de arte.

R. El arte es una de las posibilidades patrimoniales con las que trabajamos, aunque evidentemente no es la única. Si bien yo soy profesor de educación artística, cabe valorar que mi implicación con la formación de futuros educadores es un valioso bagaje patrimonial, del mismo modo que mi trayectoria docente o la forma con que planteo mis clases, todos estos resortes de corte colaborativo forman de un patrimonio personal y compartido. Los miles de imágenes tecnológicas que genera cada año un adolescente forman parte de su patrimonio personal y compartido. Mi aportación a esta realidad consiste en facilitar a esos jóvenes una mirada más lúcida hacia sus creaciones.



P. ¿Es necesaria la educación patrimonial de los ciudadanos?

R. Necesaria y esencial. La educación patrimonial es clave en el proceso de formación de ciudadanos exigentes y respetuosos.



P. ¿En qué consiste la educación patrimonial?

R. En transmitir saberes y valores en relación al conjunto de los patrimonios que debemos conocer, conservar, estudiar y difundir. La idea de respeto constituye un factor decisivo para la educación en patrimonios.



P. ¿Cómo se educa en patrimonio?

R. Conociéndolo, respetándolo y transmitiéndolo. Para estudiar estas cuestiones hemos desarrollado investigaciones como las que lleva a cabo OEPE, el Observatorio de Educación Patrimonial en España, un proyecto dirigido por la profesora Olaia Fontal.



P. ¿De quién es o debe ser responsabilidad?

R. Los docentes tenemos un papel determinante en esta cuestión, pero también las instituciones deben implicarse con acciones efectivas. En la Universitat de València ofertamos desde hace trece años el Diploma de Educación Artística y Gestión de Museos, desde el cual venimos ampliando las posibilidades de la educación patrimonial, incluso generando la figura del educador en museos y patrimonios, lo cual ha dado pie a la creación de AVALEM, la Asociación Valenciana de Educadores de Museos y Patrimonios. La oferta de educación patrimonial es muy variada en el conjunto de las universidades españolas. Este curso se cumplen 25 años desde que se creó el Master en Museos Educación y Comunicación de la Universidad de Zaragoza, dirigido por Almudena Domínguez.



P. ¿Qué desvela el estudio de las migraciones de una esfera a otra dentro del patrimonio?

R. El constante intercambio de creadores e investigadores propicia acciones y tensiones que ya no tienen un punto determinado de inicio o final. La necesidad sigue siendo el motivo de estos flujos constantes, el motor que imprime movilidad a las transmisiones de saberes y resultados.



P. ¿Cómo afecta el desarrollo tecnológico a estas migraciones?

R. Con la rapidez y la inmediatez, lo cual acelera el ritmo vertiginoso de estos intercambios. Pero también con nuevos modelos de aprendizaje colaborativo.



P. ¿Cuál es el flujo migratorio patrimonial de la época actual? ¿Qué áreas culturales son las más activas?

R. Creo que los colectivos artísticos y las acciones públicas reivindicativas están desarrollando una fuerte componente de concienciación patrimonial. Cabanyal Portes Obertes y otros tantos movimientos ciudadanos en todo el mundo resultan muy atractivos para la educación en patrimonios.



P. Desde el nuevo concepto creado por ustedes, ¿no es Internet la migración absoluta y constante?

R. Internet es un medio que catapulta las posibilidades de intercambio. Pero el cultivo de la mente y la generación de saberes siguen siendo cuestiones cualitativas. No seremos más respetuosos por el mero hecho de navegar más por Internet. Seremos más libres y generosos si conseguimos reaccionar en positivo defendiendo nuestro derecho al patrimonio y la educación.

Pie de foto. El libro fue presentado anoche por el editor Ricard Huerta (1º dcha.), director del Instituto de Creatividad e Innovaciones Educativas de la Universitat de València; y dos de los autores: Manuel Hernández Belver (centro), director del Departamento de Didáctica de la Expresión Plástica de la Universidad Complutense de Madrid, y Germán Navarro Espinach (1º izqda.), director del Departamento de Historia Medieval de la Universidad de Zaragoza.



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