jueves, 26 de marzo de 2015

José Antonio Pérez Tapias: “Los diseños políticos heredados de la transición de la dictadura a la democracia resultan ya insuficientes”


Presentación "Por un socialismo republicano" /A. F.


  • Autor del libro "Por un socialismo republicano. Análisis y propuestas para una democracia radical", publicado por Editorial Universidad de Granada

Socialismo republicano en tiempos de crisis y de cambio de paradigma político: tal es la apuesta de este libro. Socialismo republicano como alternativa a una política neoliberal que ha mostrado su destructividad social y su ineficacia económica; y como propuesta de reconstrucción del proyecto socialista.


P. Se acaban de celebrar las elecciones andaluzas y en los próximos meses los españoles van a pronunciarse en nuevos comicios. ¿Es éste un libro para después de 2015?

R. El libro ve la luz en 2015 y aspira, obviamente, a que su contenido tenga validez mucho más allá de su fecha de nacimiento. En esta obra se recogen reflexiones que pretenden ser una aportación para erigir alternativas de izquierda a las políticas neoliberales y conservadoras que tan perjudiciales se están mostrando a la hora de hallar salida a las crisis en que nos vemos sumidos. Los materiales reunidos en el libro conjugan, pues, reflexiones de fondo con el análisis que reclaman los acontecimientos que día a día hemos ido viviendo en los últimos años. Por ello, tanto es necesario atender a las situaciones que se dan en España, desde el paro como el más grave de los efectos sociales de la crisis económica que padecemos hasta la crisis institucional del Estado motivada por el auge del independentismo en Cataluña y la postergada reforma constitucional en términos federalistas, que no llega a producirse, así como a los hechos que se producen en el ámbito internacional, como el conflicto de Ucrania o la sangría que sufre Siria, por mencionar dos puntos donde la política de la Unión Europea ha mostrado claramente sus insuficiencias. Por lo demás, temas como la erosión a que se ve sometida nuestra democracia a causa de la corrupción o la necesidad de reforzar la lucha feminista por la igualdad, no pueden faltar en las reflexiones que reclama nuestra realidad sociopolítica.



P. Los resultados de Andalucía han presentado un nuevo escenario político.


R. Ya lo estábamos. Y los resultados de las elecciones autonómicas en Andalucía, aun con sus especificidades, han venido a corroborarlo. España ha entrado en una nueva etapa política. Partidos que hace poco eran emergentes se han mostrado como ascendentes y se han visto respaldados por un notable caudal de votos. No sólo es el caso de Podemos, sino también el de Ciudadanos. Sin perder de vista las diferencias entre PSOE y PP, podemos decir que los llamados “partidos tradicionales” se han visto afectados por una crisis de confianza que se debe, por una parte, a la impotencia que han mostrado a la hora de hacer frente a la crisis económica, no intentando otras vías que las de fuertes recortes para producir ajustes padecidos como injustos por la ciudadanía, y, por otra, a los graves casos de corrupción que tanto han minado la credibilidad de los mismos partidos políticos. Las nuevas formaciones políticas han irrumpido catalizando el rechazo hacia las viejas formas política que tanto han indignado a la ciudadanía y tratando de ofrecer alternativas para superar lo que es una acusada crisis de la representación política. Hasta qué punto logren hacer ese recorrido es lo que podremos observar en el futuro, pero por lo pronto es claro que el panorama político español es más plural, más complejo, como corresponde por otra parte a una sociedad española que ha cambiado mucho en los últimos decenios. De ahí que los diseños políticos heredados de la transición de la dictadura a la democracia resulten ya insuficientes.



P. ¿Hay algo de la propuesta que usted detalla en este libro en las nuevas formaciones de izquierda como Podemos, Ganemos..?

R. Sí, de las cuestiones que subrayo en "Por un socialismo republicano", cuyo subtítulo es "Análisis y propuestas para una democracia radical", hay elementos que también encontramos en las nuevas formaciones de izquierda que hemos llamado "emergentes". De hecho, en algunos capítulos les presto la atención que merecen como fenómeno político de primera magnitud en la vida democrática de España. Aparte de recoger y catalizar buena parte de la indignación y el malestar de amplios sectores de la ciudadanía ante la situación política en que estamos, indignación y malestar que han de llevarse desde el rechazo crítica a la propuesta alternativa, un partido como Podemos significa el intento de articular nuevas vías de participación ciudadana y nuevas formas de ejercer la representación política. Junto a eso, la crítica no sólo a las políticas mal llamadas de "austeridad", sino incluso a una UE cuyas instituciones han quedado supeditadas a la denominada troika, dirigida por Alemania, acentuando el déficit democrático que arrastraba la construcción europea, es otro elemento sobre el que confluyen los planteamientos del libro y lo que desde esas nuevas formaciones se subraya. Está claro que otro de los lugares de confluencia es todo lo que tiene que ver con una lucha frente a la corrupción que se presenta como una de las urgencias de nuestro país, siendo un punto especialmente destacado la ausencia hasta ahora de una cultura bien asentada de la "responsabilidad política", distinta de la penal, ante casos y situaciones de corrupción.



P. ¿Y hay algo que las aleja?


R. Hay cierto distanciamiento en la posición política explícitamente señalada en la que se ubica mi propuesta. Frente a planteamientos que, ya aludiendo a la transversalidad de los problemas que afrontamos, ya eludiendo posicionamientos más decantados con los que identificar la propia propuesta ante la ciudadanía, el que sostengo por mi parte es el de una posición claramente situada en la izquierda, en el marco de la tradición socialista, añadiendo a esos elementos de identificación lo que supone la referencia al republicanismo como componente político que considero indispensable y a la vez como ingrediente fundamental de memoria histórica. Por todo ello, considero que es crucial dejar claro lo que significa situarse en la izquierda, y por qué razones, siendo a la vez conscientes que la izquierda no se define por elementos esencialistas dados de una vez por todas, como si fueran atemporales, sino por unos planteamientos políticos de carácter emancipatorio y transformador en clave de justicia.



P. ¿Qué otros elementos configuran y determinan su propuesta “socialismo republicano”?

R. La propuesta de un "socialismo republicano" tiene el carácter de una apuesta por una vía que estimo necesaria para la reconstrucción de las alternativas de izquierda que necesitamos. Tal reconstrucción comporta, por un lado, elementos indispensables de innovación política, desde el ámbito de lo que se propone como política económica apta para hacer frente a la ortodoxia neoliberal hasta el terreno de las nuevas formas de ciudadanía, como la que supone una ciudadanía intercultural para que nuestra democracia sea verdaderamente inclusiva. Pero esa pretendida reconstrucción de un proyecto de izquierda se hace desde la consciencia de que no se parte de cero, sino recogiendo el legado de una larga tradición de lucha obrera, de transformaciones políticas, de movimientos sociales, desde el ecologismo hasta el feminismo, que llegan hasta nosotros y del que somos herederos. Es esa tradición la que ha de actualizarse, sin pretensiones de monopolio, sino abiertos a la realidad de una izquierda que se presenta hoy con los rasgos de una interesante pluralidad a cuya articulación, por otra parte, hemos de contribuir, si queremos hacer frente de forma eficaz a una derecha con mucho poder.



P. Usted insiste en el componente republicano. ¿Por qué?

R. Considero que el componente republicano no es algo añadido desde fuera a la tradición socialista. Diríase que va en su ADN. Conviene a ese respecto recordar, por ejemplo, la línea que conecta a Rousseau con Marx. El mismo socialismo se configura como radicalización de la tradición republicana para que la igualdad social haga efectiva la libertad como libertad de todos y no como privilegio de una minoría dominante. Además, en el caso de España y del PSOE, nuestro componente republicano tiene el factor añadido de la memoria respecto a lo que significó la II República, a lo que supuso su defensa frente al golpe militar del general Franco, a lo que compromete el recuerdo de aquello que no debe olvidarse: la memoria de las víctimas de la guerra civil y la dictadura, la memoria de quienes fueron fusiladas junto a las tapias de los cementerios, de quienes tuvieron que emprender el camino del exilio o de quienes soportaron la represión del régimen franquista. Con todas esas víctimas tenemos una deuda insaldable y que, por dignidad democrática, nos obliga al reconocimiento, a la verdad y a un compromiso con los anhelos de justicia que no se vieron satisfechos.



P. Cuándo nos habla de “democracia radical”, ¿qué debemos entender?

R. Hablamos de "democracia radical" para referirnos a una democracia reganada desde la raíz, esto es, desde la dignidad de cada ciudadana y ciudadano como sujeto de derechos, no sólo de derechos que han de verse protegidos (componente liberal de la democracia), sino también de derechos que han de verse ejercidos como práctica activa de participación política (componente republicano de la democracia). La democracia como sistema político, para revitalizarse y sacarla de inercias que la devalúan y pervierte, necesita ser modulada en términos republicanos, con una ciudadanía crítica, activa y solidaria que impulsa la realización de una democracia participativa. En ese sentido, profundizando en la democracia, extendiéndola, haciéndola más consecuente, podemos decir que ello mismo es la vía por donde reactualizar el socialismo que necesitamos. Podemos hablar por ello del socialismo como "radicalización de la democracia".



P. ¿Qué fuerza o fuerzas deberían pilotar este proyecto? ¿O se está pensando únicamente en la reconstrucción del PSOE?

R. Pienso que una alternativa de izquierda, o mejor, alternativas de izquierda frente a la derecha, con capacidad para transformar la realidad, debe construirse desde lo que ya es un hecho: la pluralidad de la izquierda. Hablamos en ese sentido de "las izquierdas". Conjugar la pluralidad no significa que cada uno tenga que renunciar a su identidad para mimetizarse con otros o para ir a parar a una amalgama sin elementos de identificación. Se trata, por el contrario, de confluir en propuestas comunes y programas de acción política desde identidades abiertas, sin pretensiones de monopolio o de vanguardismos trasnochados. Dicho eso, es cierto que mis reflexiones tienen un marcado componente de búsqueda de vías transitables para la necesaria y urgente reconstrucción de un proyecto que en el PSOE puede seguir teniendo su cauce político, siempre que el Partido Socialista esté dispuesto de verdad a la puesta al día necesaria para ganar credibilidad como fuerza política capaz de incidir en la transformación de un sistema político que hoy por hoy se nos presenta cargado de injusticias y contradicciones.



P. Usted se adelanta a las críticas que pueden hacerle tachando de anacrónica su propuesta. ¿Por qué no lo es?

R. Insisto en ese punto dado que muchas personas pueden considerar que hablar de "socialismo republicano" es algo que no está, o que incluso no debe estar en el orden del día de nuestra agenda política colectiva. Pienso justamente lo contrario, hay que poner eso en el orden del día, por las razones ya apuntadas de obligada memoria histórica y por los motivos que tienen que ver con apreciar que el republicanismo, como modulación de la misma democracia, fortalece y da consistencia a lo que debe ser un proyecto socialista. Hay que tener en cuenta que "lo republicano" no tiene que ver sólo con la forma de Estado, y con quién está a la cabeza del mismo desempeñando su jefatura, sino que "lo republicano" tiene que ver con una determinada idea de democracia y con una determinada concepción de la ciudadanía.



P. ¿Siguen vigentes las viejas ideologías políticas?

R. Las ideologías políticas, como marcos de referencia de la acción política, como coordenadas desde las que se construyen propuestas y se delinean programas políticos, siguen siendo necesarias. Lo que no vale es mantenerlas como fijas e inamovibles, y así, claro está, resultan "viejas", inservibles, quedando como meras ideologías en el sentido marxiano de la expresión, es decir, como construcciones discursivas para en falso justificar y encubrir la misma realidad. Sin esas coordenadas de ideas, de referencias para la crítica y la propuesta políticas, la política se ve arrojada al más craso pragmatismo, a un activismo sin otro sentido que la perpetuación de estructuras de poder.



P. ¿Se necesitan nuevas ideologías?

R. En la dirección apuntada, se necesita una renovación en profundidad de los discursos políticos. Basta pensar que lo político se había pensando en los últimos siglos sobre todo desde el marco fáctico de los Estados nacionales. Ese marco ya ha quedado sobrepasado en el mundo globalizado en el que nos movemos y no tomar conciencia de ello para pensar y actuar en consecuencia es resignarse a la impotencia de la política frente a una economía entendida e impuesta desde las claves de un capitalismo muy voraz, fuertemente depredador, que en verdad es lo que se afirma "sin fronteras". Ese capitalismo, que en su vector financiero encuentra las pautas que lo determinan, es el que tanto pone en peligro la supervivencia de la humanidad por no considerar los límites de los recursos naturales, como atenta contra la dignidad de los individuos, por seguir reforzando unas estructuras económicas asentadas sobre la explotación hasta el punto de pasar por encima de esos derechos humanos que, por otra parte, queremos que para todas y todos se vean reconocidos.



Pie de foto. El libro se presentó anoche en el espacio UNE de la Librería Científica del CSIC. Intervinieron (de izqda. a dcha.): Manuel de la Rocha, diputado del PSOE; Maribel Cabrera, directora de Editorial Universidad de Granada; el autor, José Antonio Pérez Tapias; y Carlos Carnicero, periodista.