viernes, 13 de marzo de 2015

Itziar Pascual: “El teatro es un instrumento activo, práctico y simbólico para el cambio a una sociedad más igualitaria”


Presentación "La AMAEM Marías Guerreras" / A. F. 

  • Autora del libro “La AMAEM Marías Guerreras. Asociacionismo de mujeres y acción cultural”, publicado por la Universitat Jaume I

Itziar Pascual Ortiz ofrece un recorrido prolijo por la creación escénica de las mujeres en el siglo xx y la primera década del siglo xxi, tomando como ejemplo dos singulares proyectos: el Magdalena Project, red internacional de teatro de mujeres, y Fortaleza de la Mujer Maya (FOMMA), en Chiapas (México), que sirven como referente para adentrarnos en la historia del asociacionismo teatral en España y en la praxis de la AMAEM Marías Guerreras, desde sus orígenes hasta nuestros días. Este libro llena un vacío en el estudio del asociacionismo cultural de mujeres y más en concreto en el ámbito del género y las Artes Escénicas. Se presenta un territorio prioritario para las mujeres, porque asociarse significa unirse a una red de colaboración, sororidad y empoderamiento; un espacio propio, de transformación individual y colectiva, en el que hacer es decir.



P. Este libro es el resultado de su tesis doctoral. ¿Qué la llevó a investigar el asociacionismo de mujeres en las artes escénicas?

R. La constatación de que estábamos ante un fenómeno muy importante, con desarrollo, continuidad y resultados creativos y artísticos, pero muy poco estudiado y del que apenas existía bibliografía.



P. ¿Cómo y por qué surgen?

R. Las asociaciones de mujeres en las artes escénicas nacen como respuesta a las dificultades que éstas encuentran en la vida teatral para desarrollar de forma estable sus carreras profesionales. Es una forma de empoderamiento y de sororidad, un lugar de encuentro, colaboración y acción, donde visibilizar el trabajo de las creadoras, denunciar las desigualdades y desarrollar estrategias.



P. ¿Cómo han evolucionado en los distintos períodos de nuestra historia reciente?


R. En la II República nos encontramos con un movimiento asociativo de mujeres de gran vigor. Un ejemplo será la Asociación Femenina de Educación Cívica, más conocida como “La Cívica”, creada por María Lejárraga (1874-1974) en 1931 y que llegó a tener más de 1500 asociadas. Esta asociación tendrá un área teatral, coordinada por Pura Maórtua de Ucelay, con clases de Declamación, y que defenderá un teatro de arte. Durante el franquismo las primeras formas de asociacionismo de mujeres no llegarán hasta los años sesenta, y no tendrán un carácter emancipatorio hasta los setenta. Será en los ochenta y noventa, hasta nuestros días, cuando exista un movimiento más prolijo en España de creación y desarrollo asociativo escénico, con colectivos como Vindicación Feminista, la AMAEM Marías Guerreras; Proyecte Vaca; Dones en Art, Teatro de las Sorámbulas o Clásicas y Modernas, entre otras; esta última, entidad focalizada en la defensa de la paridad cultural.



P. ¿Qué labor desempeñan en la actualidad?

R. Su cometido es amplio e incluye tareas de formación; creación y exhibición de espectáculos, realización de muestras, festivales y encuentros, edición de textos teatrales, etc.



P. ¿Tienen una función más allá de lo estrictamente teatral?


R. La denuncia de las desigualdades entre mujeres y hombres, con especial atención a las violencias de género; la crítica a la desigualdad como fenómeno social y la defensa de la paridad cultural.



P. ¿Qué tienen en común las asociaciones de los diferentes países que usted ha estudiado?

R. La conciencia de la desigualdad, de la existencia de la brecha salarial entre mujeres y hombres, también en la vida escénica. La constatación de que las mujeres deben estar más formadas y tener una actividad más diversificada para desarrollar sus carreras profesionales, como ha señalado Asunción Bernárdez Rodal, que tienden a ser menos estables y visibles. La evidencia de que juntas no sólo somos más, sino más organizadas y más fuertes. Pero a la vez, la confianza en el teatro, como instrumento activo, práctico y simbólico para el cambio a una sociedad más igualitaria. Un cambio que no sólo es posible, sino imprescindible e innegociable.





P. ¿Qué ha aportado históricamente la creación escénica de las mujeres al teatro?

R. Es difícil responder con brevedad a esta pregunta. Para ello tomo las palabras de Bárbara Wilczeck, de la Universidad de Lund (Suecia): “Pluralidad, variedad, riqueza, para el teatro y para toda la sociedad. “



P. ¿Qué protagonismo tiene la mujer en la creación de las artes escénicas en España, en la actualidad?

R. Los datos aportados por investigadoras como Francisca Vilches de Frutos, Pilar Nieva de la Paz y Fátima Arranz, y asociaciones como Clásicas y Modernas, CIMA o Proyecte Vaca son elocuentes. Como señalaba Margarita Borja en el encuentro realizado hace apenas unos días en Madrid “hoy la mayoría de licenciados son licenciadas desde hace tres décadas en las carreras de Humanidades en nuestro país y el público femenino suele ser el más numeroso. Pero la brecha de la desigualdad afecta silenciosamente a varias generaciones de creadoras y profesionales”.



P. ¿Y en otros países?

R. La desigualdad es un problema global, con distintas velocidades, en relación a los países y sus niveles de desarrollo. Francia lucha en estos momentos, mediante el movimiento H/F por la obtención de temporadas teatrales paritarias entre mujeres y hombres. El trabajo asociativo ha supuesto ya cambios notables en los teatros públicos. En Suecia se ha logrado la inclusión de la perspectiva de género en las escuelas de arte dramático, la elaboración de repertorios, etc.



P. ¿Cómo han contribuido estas asociaciones a una mayor participación de la mujer en la creación escénica?

R. La contribución es notable, y se manifiesta en distintos caminos. Porque las discriminaciones son tanto de tipo vertical como horizontal. Es importante contar con mujeres en todos los oficios del medio teatral, como técnicas, escenógrafas, directoras de escena, autoras… También cabría recordar que en la Ley de Igualdad de Oportunidades de 2007, el articulado relativo a paridad cultural fue propiciado gracias a las asociaciones culturales de mujeres. Pero yo destacaría, además, una contribución cualitativa: la existencia de propuestas creadas por mujeres, donde los personajes femeninos no son secundarios o irrelevantes; donde la acción femenina es metamórfica, trae cambios al entorno y a las propias mujeres; donde ellas no son meras víctimas u objetos, sino ciudadanas; donde la risa, el humor, la ironía, no se fundamentan en el débil o en la débil.



P. ¿Siguen siendo necesarias?

R. Sí, son necesarias. Más aun en tiempos de crisis, de austeridad presupuestaria para la cultura y de tributación de un 21% de IVA. Porque la crisis tiene impacto de género. Queda mucho por hacer. Necesitamos un cambio de praxis y de perspectiva. Un 98% de los responsables institucionales en España se manifiesta a favor de la igualdad, pero sólo un 18% ha dispuesto un plan de igualdad. La igualdad no es natural y no se logra con paciencia. Es el resultado de un trabajo consciente y constante. También en la cultura.



Pie de foto. El libro se presentó anoche en el espacio UNE de la Librería Científica del CSIC. Intervinieron (de izqda. a dcha.): Asunción Bernárdez Rodal, directora del Instituto de Investigaciones Feministas de la UCM; la autora Itziar Pascual Ortiz; y Nieves Mateo López, actriz, profesora de la RESAD y ex presidenta de la AMAEM Marías Guerreras.