martes, 26 de mayo de 2009

Adios a las librerías (1). Desde Nueva York


Pocas cosas hay más agradables que pasear sin rumbo, sorprenderse en cada nueva esquina, dejarse atrapar por los atractivos inesperados de una ciudad, en vez de intentar atraparlos armado de planos y guías turísticas. Es lo que los franceses llaman flâner, un verbo de no fácil traducción al castellano y que exige practicarlo para entenderlo cabalmente. Y pocas cosas más agradables que visitar librerías para, además del goce que supone hojear las novedades expuestas en las mesas o escudriñar en las estanterías, si es que te gustan los libros, penetrar en los gustos y los intereses de las gentes que habitan la ciudad.


Sin embargo, las librerías están sufriendo por todas partes una doble transformación. Cada vez hay menos y las que sobreviven o las que se abren de nuevo, son todas cada vez más parecidas. Las librerías pequeñas y medianas, las librerías de librero, las que aseguraban la biodiversidad de la cultura y el pensamiento, están desapareciendo, y su lugar está siendo ocupado por las grandes superficies, interesadas sólo en dos tipos de libro: los textos escolares y los best sellers, es decir, los que son negocio. Pueden dedicar un amplio espacio a pilas y pilas de un mismo título, porque su venta asegura una buena rentabilidad por metro cuadrado, y en cambio no dedicar ni un centímetro o dos de visibilidad al lomo de un libro de ensayo, de un libro académico, de un libro de fondo, porque su venta es más incierta o irregular, esporádica. Y el interés primero del buen mercader es hacer caja todos los días.


Con los libros universitarios, como con muchos otros buenos libros, puede pasar y pasa como con muchas películas, que ni siquiera llegan a estrenarse; ni siquiera llegan a las pantallas porque a los propietarios de las salas de cine no les interesan: perderían dinero si las exhibiesen en vez de programar la película norteamericana de turno, de rentabilidad asegurada, aunque sea mala y de consumo y olvido inmediatos. Las librerías se están llenando también de eso, de libros de consumo y olvido inmediatos. De libros prescindibles, sin interés. Y eso no sólo pasa en las grandes superficies, sino también en las secciones de libros vinculadas a cadenas o establecimientos comerciales, como El Cortes Ingles, la Fnac o la Casa del Libro, que es donde cada vez más la gente suele comprar los libros. Cada día se parecen más. Cada día las secciones y los libros que tienen expuestos son los mismos. Para mal, naturalmente. En la Fnac ya hace tiempo que los libros de ensayo y de ciencias sociales en general han quedado reducidos a la mínima expresión. Ahora les ha tocado el turno también a los libros de historia y de humanidades, que han perdido espacio considerablemente y, por tanto, en la lógica mercantil de los mercaderes de libros, prestigio e interés. Incluso los libreros --aunque sería mejor decir los dependientes de la librería o el estratega comercial que se encarga de su distribución en mesas y anaqueles-- hacen trama y te cuelan entre los libros de historia novelas históricas, bazofias sobre los templarios y los cruzados, mamotretos esotéricos y fraudes colosales como las obras de César Vidal y Federico Jiménez Losantos.


El retroceso espacial de los libros de historia ha sido ocupado inmediatamente por los manuales de autoayuda, las guías de viaje y las obras sobre espiritualidad y misterios, incluidos los religiosos. Es el signo de nuestro tiempo. Al menos en Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla, donde las librerías tradicionales, pequeñas, cierran, y las secciones de libros de los grandes almacenes reducen sus pretensiones a la comercialidad y la irracionalidad más absolutas. Irracionalidad, porque no se me ocurre otro nombre de sección para todos estos libros de esoterismo, espiritualidad y autoayuda que ahora triunfan y ocupan los estantes donde antes se apiñaban los libros de pensamiento, cultura y buena literatura.


No es del todo el caso de Nueva York. También en los Estados Unidos y en los países anglosajones en general se ha producido el fenómeno de concentración y simplificación del mapa de librerías. Cuestan de encontrar, pero todavía hay librerías pequeñas, medianas, espe­cializadas o generalistas. Pero el mapa aparece dominado ya por las grandes cadenas (como Barnes and Nobles, al igual que Waterstones y Borders en Inglaterra), que repiten el mismo modelo, y, por tanto, la misma oferta, por todas las sucursales que tienen abiertas por toda la ciudad. No hay sorpresas, no hay emoción. Entras en una nueva librería y sabes que vas a encontrarte lo mismo que acabas de ver en la anterior. Y además, en el paquete, pocas cosas que valgan la pena. Quizá, de vez en cuando, alguna buena novela o algún buen ensayo, sobre todo de política o economía, medio ocultos entre la oferta apabullante de libros intranscen­dentes, que serán rápidamente olvidados cuando una nueva remesa de libros igualmente prescindibles venga a sustituirlos. Con una sola excepción: las obras de economía.


En la librería de Barnes and Nobes que tengo más a mano, cerca del Rockefeller Center --y donde entro, mientras afuera, ante la sede de la cadena de televisión NBC un pequeño grupo de manifestantes vocifera contra la influencia izquierdista en los medios de comunica­ción--, las secciones de historia y de ciencias sociales son tan pobres y decepcionantes como en todas partes. Nada bueno, nada de interés, con alguna honorable y aislada excepción. Y además, tienes que ir a buscarlos al sótano, en una ubicación recóndita y humillante. Bien, no es por nada, pero los títulos de historia, humanidades y ciencias sociales representan entre los dos tercios y las tres cuartas partes de la producción anual --y del fondo-- de las editoriales universitarias españolas. También de las university presses norteamericanas, cuyos títulos tampoco están presentes en las librerías de las grandes cadenas. Las editoriales universitarias, que publican mucho y muy bien, no venden sus libros en este tipo de librerías. Lo que significa que existen otros canales de distribución y venta.


Pero lo que me interesa destacar aquí, para cerrar esta primera nota previa a la inauguración de la BEA de este año, es la insólita presencia de los libros de economía en una librería comercial como Barnes and Noble. Insólita por la gran cantidad y diversidad de títulos --de economía en general, de management, de investment, de bussiness, de empresa...-- y por su emplazamiento en un lugar de honor como es la planta baja del establecimiento, nada más entrar. Lógicamente este lugar de preferencia y esta profusión de títulos sólo se explican si los libros de economía se venden mucho, Y es que parece que los análisis, tesis y profecías de los economistas suscitan entre los lectores norteamericanos un interés parecido al que suscitan las obras de espiritualidad, esoterismo y autoayuda entre los lectores españoles. Bien mirado, y aunque alguien podría argüir que la economía no deja de ser también una materia esotérica, los lectores norteamericanos, en contra de los tópicos que los presentan como casi analfabetos, despreocupados intelectualmente y menos curiosos culturalmente que los europeos, no sólo se preocupan más por los problemas reales y contemporáneos --la mitad de los libros de economía tratan de la crisis de 2008, sus causas, sus consecuencias, sus posibles soluciones, sus analogías con la de 1929--, sino que buscan explicaciones racionales. Los lectores españoles, a juzgar por las secciones y los títulos que triunfan en las librerías, parecen más preocupados por los misterios irracionales y por cómo ayudarse uno mismo (no importa si muchos de los autores de estos libros son norteamericanos, como aquél espabilado que se ha hecho rico preguntando a todo el mundo quién se ha llevado su queso).

Antoni Furió

miércoles, 20 de mayo de 2009

Quiero devolver a la sociedad todo lo que me ha enseñado



ENTREVISTA A...

Benet Llebaría, director de Ediciones de la Universitat Politècnica de Catalunya hasta el pasado mes de abril, momento de su jubilación.

Tras dos décadas como editor universitario, sus reflexiones recogidas en esta entrevista retratan la edición universitaria en estos momentos de cambio.


¿Cuántos años como editor universitario?
Desde 2005 al mes de abril de este año en EUPC SL y editando minoritariamente textos universitarios desde 1990 en Grupo ECSA.

¿Cómo llegó a serlo?
Por captación directa del vicerrector Ramón Carreras en EUPC SL.

Esta responsabilidad ¿se elige o se acepta?
Una vez que ya se es editor, se elige.

El trabajo ¿ha sido como usted lo había imaginado?
Desde la perspectiva personal mucho mejor.

¿Qué ha sido lo mejor?
El trato con los colaboradores de EUPC SL y con los autores/profesores.

¿Y lo peor?
La falta de criterio profesional (se ha de entender desde el punto de vista editorial) de la Universidad.

¿Ha conocido a todos los autores que han publicado en su editorial?
Si no a todos a casi todos los editados como novedades.

¿Cómo ha sido la relación con ellos?
Muy buena.

Para poder publicar en una editorial universitaria hay que…
Olvidarse de “nadie ha publicado esto hasta ahora “.

¿Se devuelven muchos originales?
Bastantes

¿Tienen best seller?
Si, varios

El libro del que se siente más orgulloso es…
Preferiría hablar de colecciones; Manuales, Temas Básicos y Obras de Referencia.

Y fue un error publicar…
Apuntes mejor editados físicamente.

¿Hay diferencia entre publicar en una editorial universitaria y otra que no lo es?
Muchísima.

¿Qué tiene que hacer siempre un editor universitario?
Equilibrar la máxima rentabilidad posible con la calidad (intrínseca y de servicio a la comunidad a la que sirve).

¿Qué no debe hacer nunca?
Editar por editar.

¿Papel o iPod?
Papel para el conocimiento, i-pod para la erudición.

¿Qué aporta la editorial a su Universidad?
La función de EDITOR, que no hay que confundir con el de productor de Obras en cualquier soporte en que se edite. Ahora la tentación es volver a los apuntes, eso sí, bajo el manto de la modernidad electrónica, confundiendo contenido con formato.

El reto de la edición universitaria es…
Saber mantener el punto adecuado en cuanto al material didáctico para uso interno y por otro lado saber proyectar la labor de difusión del conocimiento que genera en su entorno social. Además, en el caso de las Universidades de Comunidades con lengua propia al menos colaborar en el mantenimiento de la misma.

Y el suyo, como responsable de la editorial de su Universidad, ha sido…
Lo dicho anteriormente e intentar aportar algunos criterios de editorial privada sobre todo en aspectos de la gestión interna.

¿Qué imagen tienen las editoriales universitarias?
Muy diverso, no es la misma en el ámbito universitario que en el privado, pero tampoco lo es para el estudiante y el profesional, ni para el lector de temas humanísticos que para el de temas cientifico-técnicos. En el mismo sentido no todas las editoriales universitarias tienen la misma imagen, fruto de políticas muy diferenciadas. Pocas son las editoriales que las mantienen en el tiempo y que no sufran en carne propia los vaivenes electorales.

Según usted, la UNE sirva para…
Como foro de intercambio y conocimiento de la realidad editorial universitaria.

¿Qué va a echar de menos?
Los magníficos compañeros/as. El trato con los profesores/autores. El ambiente universitario. El paso por el Campus a la ida y vuelta del “trabajo”. Ver tanta juventud…

Háblenos de sus planes
Seguir en la Fundació, aprender a entender mejor la ciencia, la música y el cine, leyendo y haciendo cursos. Hacer de abuelo, viajar y devolver a la sociedad en todo lo que sea posible lo que me ha enseñado.



Breve Biografía

Nacido el 26 de Septiembre de 1943 en Barcelona.
Casado, padre y abuelo.

Estudios/actividades académicas

Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Barcelona en 1965 con sobresaliente.
Doctor en Ciencias Químicas, sobresaliente cum laude, en 1973 en la UB.
Profesor no numerario (1967-1973) de proyectos y economía industrial en la UB.
PDE en el IESE 1973-1974.

Experiencia profesional

!965-1973 Ytong Barcelona SA como químico, jefe de procesos, director de fábrica .

1973-1974 Cros SA como Control Manager de Amoniaco Español SA, Amoniaco de Tarragona SA, e Industrias Químicas de Tarragona SA

1975-1983 Intec SA, Ingas SA, Odes SA Estudios, proyectos y construcción de plantas industriales en España, Argelia, Arabia Saudí, Egipto, Venezuela ....como jefe de ingeniería.

1983-1989 Servicios Energéticos SA (Grupo Catalana de Gas-Hidroeléctrica de Cataluña) como Director General.

1989-1990 Sintel SA (grupo Telefónica) como Delegado en Cataluña y Baleares.

1990-2004 Enciclopedia Catalana SA/Digec SA como Director General, transformando y diversificando la misma mediante la creación o compra de empresas. En el 2004 el grupo constaba de:
Enciclopedia Catalana SA ,Digec SA, Proa SL, Pórtic SL, La Galera SA,Text/ Promotext SL, Geo-Estel SL, Guies Locals de Catalunya SL, Catalana de márquetin telefónico SL, ERIC SL, Proa Espais, en el campo editorial. Ensenyament Obert SL en formación on-line y Vernal en el audiovisual.

2005-2009 Edicions de la Universitat Politécnica de Catalunya SL como Director.

Otras Actividades

En el pasado: Miembro del Consejo Social de la UB en representación del Govern de la Generalitat, Miembro/Patrón de la Fundació de la Universitat Oberta de Catalunya, Miembro de la Junta de Gobierno del Gremi d’Editors de Catalunya. Miembro de la Junta de Gobierno del Colegio de Químicos.

Actualmente; Presidente de la Fundació Ajuda i Esperança y del Club Maritim Fenals.
Rosa de Bustos

viernes, 8 de mayo de 2009

La Feria del Libro de Londres


Si las ferias del libro dan una idea de por dónde van las cosas y cuáles son las últimas tendencias en el mundo de la edición, la que se celebra estos días en Londres (20-22 de abril) permite constatar que los cambios son vertiginosos, que la única crisis que vive el sector es una crisis de crecimiento y que muy pronto la industria cultural será muy diferente de como la hemos conocido hasta ahora.La feria de este año es más grande que nunca, porque al pabellón tradicional de Earl’s Court, se ha añadido un ala supletoria, casi tan espaciosa como la otra, para dar cabida a los nuevos expositores. Ahora bien, entre un tercio y la mitad de la superficie total está destinada a la edición digital, y no tanto a los editores tradicionales de libro impreso, como a los proveedores de servicios. Sin duda, el gran protagonista es el lector de libros electrónicos, y los grandes nombres de la feria no son ya los de los grandes grupos editoriales o de comunicación, sino los gigantes del sector de la informática y de Internet, como Sony, Amazon o Google. Y, a su lado, una multitud de pequeñas empresas de soluciones digitales, que recuerdan mucho al fenómeno de las pequeñas tiendas de todo tipo que suelen proliferar alrededor de El Corte Inglés o de otros grandes almacenes.No nos engañemos, sin embargo, porque estos cambios sólo afecten a la superficie de la industria cultural, a la forma o al soporte en que se presenta el libro. Que no es poco y que tiene importantes implicaciones para el negocio editorial.Pero, en el fondo, el mundo del libro no ha cambiado tanto y gira, como siempre, en torno a sus verdaderos protagonistas: los contenidos y los autores, es decir, las ideas que contienen los libros y las personas que los han escrito. [Es un poco como el fútbol, que por mucho que hayan cambiado los clubes, transformados en sociedades anónimas, o la forma de ver los partidos, en directo, en retransmisiones en abierto o pagando, la publicidad en las camisetas y los estadios, al final, lo que realmente importa son los jugadores y lo que pasa en el terreno de juego].Mucha más expectación que el e-reader de Sony, genera el paso por la feria de Umberto Eco, que firma libros en una mesita al lado de donde escribo estas líneas, o de otros nombres igualmente mediáticos y admirados. Al lado de las vedettes literarias, los actos organizados por el país invitado, India, la presencia de pequeños expositores de todo el mundo, de repúblicas o emiratos que aprovechan para asomar la cabeza, darse a conocer, reivindicarse culturalmente o publicitar los atractivos turísticos del país. Stands monográficos sobre los temas más diversos, como la relación entre Darwin y Dios, en el año del bicentenario del nacimiento del primero. Y una multitud de gente diversa, y vestida de la manera más diversa, de manera formal e informal, con chaqueta y corbata o en camisa e incluso camiseta de algodón, con bolsos de mano, mochilas y los inevitables trolleys donde cargar todo lo que van espigando en sus peregrinaciones por los stands.Gatos viejos del negocio y novatos que se incorporan por vez primera. Autores, editores, agentes literarios, productores, impresores, distribuidores, libreros, bibliotecarios, solucionadores informáticos, todos arriba y abajo en este laberinto de stands, salas de seminarios y de descanso, cafeterías, tiendas... Un microcosmos vivo y agitado donde se concentra durante tres días, para ver y ser visto, el mundo del libro y de la edición.

Antoni Furió

lunes, 4 de mayo de 2009

Edición bajo demanda, Biblioteca Nacional y Bubok

Estos días se ha hecho público (Enlace a la noticia en ABC) el acuerdo por el que la Biblioteca Nacional gestionará con Bubok la publicación bajo demanda (de modo no exclusivo) de obras que tiene incluidas en la Biblioteca Digital Hispánica. Los usuarios podrán obtener en formato impreso o electrónico las obras incluidas en la Biblioteca Digital Hispánica. Con esto se facilita a los interesados la posibilidad de disponer a precio reducido versiones impresas de grandes obras de la cultura hispánica. Y la Biblioteca Nacional sigue dando muestras de cómo hacer compatible lo impreso y lo electrónico, la conservación y la difusión a través de los distintos medios existentes.

viernes, 1 de mayo de 2009

Veo la comunicación científica y académica a través de pantallas y redes


ENTREVISTA A...

José Antonio Gómez Hernández, director de Editum (Editorial de la Universidad de Murcia)




¿Cómo llegó a ser editor universitario?
Por una propuesta del Rector

Esta responsabilidad ¿se elige o se acepta?
Las decisiones tienen muchos factores. Aunque finalmente es algo que se acepta sin haberlo buscado, la trayectoria y los intereses personales, en mi caso el interés por las bibliotecas y el mundo de la lectura, te dan un bagaje que influye en quien te elige y te impulsa a aceptar.

El trabajo ¿es como usted lo había imaginado?
Sí, en realidad en toda actividad humana hay una conjunción delicada de permanencia y cambio, de innovación y conservación, de objetivos que la realidad o el contexto matizan… Las editoriales, como la universidad, están viviendo una situación de cambio e incertidumbre sobre su misión, y el éxito es saber adaptarse y a la vez evolucionar.

¿Qué es lo mejor?
La posibilidad de experimentar, la necesidad de aprender cosas nuevas sobre la edición y los lectores.

¿Y lo peor?
Los prejuicios existentes sobre las editoriales universitarias y las presiones por publicar.

¿Conoce a todos los autores que publican en su editorial?
Lo intento. Casi todos presentan personalmente sus manuscritos y explican el interés de su libro, lo que aporta… Es un auténtico privilegio escuchar a personas entusiastas de cualquier especialidad hablar de su tema, intentar comprenderles y aprender de todo.

Para poder publicar en una editorial universitaria hay que…
Tener un algo que contar que sea útil en un área de la ciencia o el conocimiento, transmitirlo de modo inteligible, que la obra tenga un por qué y un para qué que contribuya de alguna manera a la sociedad.

¿Se devuelven muchos originales?
No muchos pero sí algunos, cada vez más. No porque no tengan interés, sino porque hay que tener en cuenta la “oportunidad” editorial: hay áreas en las que no solemos publicar, no forman parte de las temáticas de nuestras colecciones…

¿Tienen bestseller?
Hay obras que se agotan en seguida, como la serie de “Estudios de Platería”, o se reeditan, como “El español, segunda lengua en Estados Unidos”, la traducción de “Mitología” de Natali Conte o la de “El Tratado de Documentación de Paul Otlet.

El libro del que se siente más orgulloso es...
Siempre el último, en este caso “Viajeros románticos a Oriente: Delacroix, Flaubert, Nerval”, pues creo que refleja cómo cambia la manera de ver el mundo la mirada sin prejuicios a otras culturas.

Y fue un error publicar…
Todo libro aporta algo, quizás los errores que hay que reconocer son, más bien, de exceso de tirada, o de elección de formato: Obras que impresas no llegan a los lectores, publicadas en Internet estarían siendo leídas y descargadas millares de veces, como ocurre con las Tesis en Red.

¿Hay diferencia entre publicar en una editorial universitaria y otra que no lo es?
El carácter público de la mayoría de las universidades y el reconocimiento social del prestigio de la Universidad dan a los libros universitarios una credibilidad muy alta, en términos de libertad de expresión de sus contenidos, rigor y veracidad.

¿Qué tiene que hacer siempre un editor universitario?
Pensar en los lectores, en qué mejorará cada título a la sociedad, a qué progreso contribuirá, qué ayudará a comprender mejor.

¿Qué no debe hacer nunca?
Obviamente hay que evitar ser injusto con los autores, dejarse llevar por favoritismos o compromisos, y que lo urgente te impida hacer lo importante…

¿Papel o iPod?
Debo decir que veo la comunicación científica y académica sobre todo a través de pantallas y redes. Estamos viviendo un cambio de paradigma en comunicación que aún no somos capaces de asumir. Solo leo en papel novelas o cómics; lo académico creo que estará principalmente en pantallas, desde el pc al móvil. El cierre de Encarta por el avance de Wikipedia dice mucho.

¿Qué aporta la editorial a su Universidad?
Creo que damos prestigio e imagen, y atraemos visitas a nuestra web, especialmente a través de las revistas de acceso abierto: Unos 4000 hits diarios.

El reto de la edición universitaria es…
Adaptarse a las características de nuestra época.

Y el suyo, como responsable de la editorial de su Universidad…
Que las iniciativas que se van tomando se consoliden, que la evolución de la editorial no dependa de su director actual o futuro.

¿Qué imagen tienen las editoriales universitarias?
No creo que sea unitaria; para algunos quizás sean un pozo, algo poco visible. Para los que las conocen, un servicio comprometido y útil. Para algunos gestores de la evaluación científica de la CNEAI, y es una pena, un servicio endogámico poco valorable. Debemos hacer que esto cambio en beneficio de las Universidades.

Según usted, la UNE sirva para…
Aglutinar y dar apoyo mutuo a los editores, bajo la razonable creencia de que la unión hace la fuerza.


Rosa de Bustos