jueves, 22 de diciembre de 2016

Joan Ridao: “En comunicación política es vital que la estrategia no sea la improvisación’’


Presentación "Comunicación política y gobierno de coalición" / Documenta 

  • Editor del libro Comunicación política y gobierno de coalición, publicado por editorial UOC
Existe una larga tradición en el estudio politológico y jurídico del fenómeno coalicional en España, pese a la ausencia de experiencias en el ámbito estatal. No obstante, la casuística autonómica y local es muy notable. Este trabajo bebe de esas fuentes, que parten de un enfoque multidimensional (que analiza los aspectos del marco institucional que favorecen la creación de coaliciones, las relaciones entre partidos, la interacción entre territorios). Pero el estudio de la comunicación política en España era algo inédito, a diferencia de lo que sucede en el mundo anglosajón o escandinavo.


P. ¿Cuáles son las principales diferencias entre la comunicación política de un gobierno en solitario y uno en coalición?

R. Muy similares a las diferencias en otros ámbitos de la acción gubernamental. Es más robusta y mejor trabada porque es fruto del consenso interpartidista. También acostumbra a evitar la polarización extrema y la crispación porque centra el mensaje.


P. ¿Quién y cómo se construye el relato de un gobierno de coalición?

R. El story telling de un Gobierno corresponde a sus propios actores. A partir de los programas electorales, a veces bastante heterogéneos, el Gobierno elabora su propio Plan de Gobierno y determina la temporalidad de las políticas. Los protocolos concretan el rol del Gobierno, los partidos y grupos parlamentarios en el terreno comunicativo. El relato se crea comunicando bien ante la opinión pública y en contacto con los creadores de opinión.


P. ¿Qué gobiernos han sido objeto de estudio en sus investigaciones?

R. El libro incorpora 3 estudios de caso: Reino Unido, Cataluña i Euskadi. En el primer caso, analiza la comunicación del gobierno Cameron, liberal-conservador; en el caso de Cataluña, pese a la larga tradición desde 1980 se analizan comparativamente los tripartitos de izquierda (2003-2010) con los gobiernos de CiU (2010-2015). En el caso vasco, se analizan los sucesivos gobiernos a partir de la coalición PNV-PSE (primer gobierno Ardanza).


P. ¿Qué gobiernos de coalición de los que ustedes han estudiado se han convertido en modelos de comunicación política?

R. Es complejo, todos presentan aspectos positivos y otros no tanto. El trabajo que publicamos aventura precisamente un modelo o paradigma a partir de las experiencias descritas en los estudios de caso analizados. Sea como fuere, los mejores modelos son los que protocolizan previamente el funcionamiento del aparato comunicativo interno y el rol de los partidos y los grupos parlamentarios.


P. ¿Cuáles, por el contrario, han fracasado?

R. No es igual un gobierno de coalición preelectoral que otro forjado tras las elecciones. Las coaliciones desequilibradas también presentan sus singularidades. Por ejemplo, en los gobiernos de CiU no se cuestionaba la hegemonía de CDC en el aparato comunicativo y UDC aireaba sus discrepancias externamente. Algo similar ocurrió en las relaciones PNV-PSE. El tripartito adoleció comunicativamente de las pugnas PSC-ERC y consiguientemente de la dualización de estructuras y la desconfianza entre departamentos. La rotatoriedad del portavoz dotaba al Gobierno de una imagen plural pero distorsionaba el mensaje con un exceso de polifonía.


P. Cuándo un partido forma parte de un gobierno de coalición, ¿cuáles son los principales retos a los que se enfrenta para combinar la comunicación del propio partido con la del gobierno?

R. Los partidos deben mantener necesariamente una esfera de protagonismo. E incluso pueden discrepar de forma acordada con el Ejecutivo. No obstante, su principal papel es el de altavoz de las políticas del ejecutivo: a través de la labor divulgativa de sus distintas estructuras se forja la opinión sobre la política desarrollada por el Gobierno.


P. Los gobiernos en minoría ¿deben seguir una estrategia de comunicación de gobierno en solitario, de coalición u otra específica?

R. No sé si se refiere a gobiernos en minoría pero monocolores. En ese caso, la comunicación mantiene algunos puntos de contacto con los gobiernos de coalición: especialmente la coordinación interdepartamental y la previsión de un aparato comunicativo central, residenciado entorno a la Presidencia. El partido y el grupo parlamentario deben actuar como correa de transmisión durante la ejecutoria gubernamental.


P. ¿Qué papel va a jugar la comunicación política del gobierno de Rajoy en la duración de esta legislatura?

R. El hecho de estar en minoría y de mantener un acuerdo estable y programático con Ciudadanos presenta singulares diferencias en relación a la pasada legislatura. Por un lado, la comunicación deberá ser un reflejo del talante más dialogante y receptivo hacia el resto de minorías. Por otro, deberá hacerse eco de los acuerdos y decisiones PP-C’s. Evitar excesos y no provocar recelos entre socios debería ser la divisa. Por otra parte, también es interesante observar lo que suceda en Cataluña, con una mayoría ajustada como la de Junts pel sí (PDCAT-ERC), aunque los datos revelan un buen encaje comunicativo que no deja de ser un gobierno, y en el País Vasco, con el recién estrenado pacto PNV-PSE, de larga tradición y con precedentes desde 1984.


P. ¿Qué consejos le daría?

R. Insistiría en la necesidad imperiosa de protocolizar el funcionamiento del aparato comunicativo. Es esencial la disciplina entre todos los actores implicados. Es vital que la estrategia no sea la improvisación, aunque luego el día a día vaya ajustando tácticamente las cosas. Es preciso, igualmente, conciliar el pluralismo (los partidos naturalmente volverán a competir en el futuro) con la homogeneidad del mensaje, evitando la polifonía y discrepancias feroces en público.


El libro se presentó anoche en el espacio UNE de la Librería Documenta de Barcelona. Intervinieron: Quico Sallés, periodista en La Vanguardia digital; Joan Ridao, autor y editor; y los coautores Jordi Matas, Toni Aira y Albert Sáez.