miércoles, 21 de mayo de 2014

Manuel Gil: “El libro electrónico rompe asimetrías históricas, como las que había entre España e Iberoamérica”

  • Director de Contenidos de Odilo TID
Manuel Gil

P. ¿Qué papel están teniendo las bibliotecas en el desarrollo del libro electrónico?

R. A mi modo de ver las bibliotecas van a tener un papel muy destacado en la emergencia y consolidación del mercado digital. La inclusión del libro digital dentro de los servicios bibliotecarios, y en el marco de un servicio público muy extendido y de gran valoración por los usuarios, debe constituir un elemento decisivo para la articulación de un nuevo mercado. Hasta ahora el papel desempeñado por las bibliotecas ha sido escaso, pero con la extensión del servicio al libro digital el rol a jugar será ciertamente importante en la articulación del mercado.


P. ¿Cómo ha sido o está siendo el proceso de adaptación al libro electrónico de las bibliotecas públicas y, en concreto, de las universitarias?

R. Las bibliotecas públicas han tenido un papel muy limitado hasta ahora, en gran medida porque no tenían implementado el servicio, y por una fuerte limitación presupuestaria para adquisiciones. Por el contrario, las bibliotecas universitarias tienen un desarrollo muy avanzado del tema desde hace ya mucho tiempo. El mundo académico-universitario lleva un adelanto muy importante en la incorporación del libro digital a los procesos de lectura y estudio.



P. ¿Qué grado de implantación tiene el libro electrónico en las bibliotecas universitarias?

R. El libro electrónico está ya en las bibliotecas universitarias y académicas, lo único que falta son unos agregadores de contenidos que simplifiquen el proceso de puesta a disposición a la comunidad universitaria y posibiliten una compra eficaz y rápida de los contenidos.



P. ¿Podría decirse que las bibliotecas universitarias se están anticipando a los usuarios o son estos los que reclaman nuevos servicios?
R. Las bibliotecas universitarias han anticipado el concepto de biblioteca híbrida desde hace ya muchos años, comenzaron incorporando las suscripciones a revistas digitales y bases de datos de consulta y, un poco más tarde, las monografías. A mi juicio anticiparon un cambio importante en los hábitos de consumo de profesores y alumnos.



P. ¿Cuáles son las principales necesidades de las bibliotecas universitarias desde el punto de vista tecnológico?

R. No soy bibliotecario, por tanto mi opinión puede ser altamente discutible. No creo que la biblioteca universitaria tenga un problema tecnológico para ampliar servicios sobre los contenidos digitales. El problema que se vislumbra es mucho más de dotaciones presupuestarias de adquisiciones, los recortes de estos años han conllevado una merma importante en el desarrollo de colecciones y fondos.



P. ¿El libro electrónico obliga al editor y al bibliotecario a ir de la mano?

R. Es obvio que el mundo editorial y la biblioteca deberían establecer protocolos de actuación conjuntos, ni los editores tienen un modelo único de funcionamiento y venta ni las bibliotecas un protocolo de adquisición. Parece imprescindible un pacto sobre políticas de préstamo del libro digital en las bibliotecas. Al igual que se está haciendo en otros países, la edición debe contemplar la biblioteca como un aliado y no como una barrera para seguir vendiendo papel. El respeto histórico de la biblioteca por la protección de los derechos de autor es un aval importante como para que la edición defienda y apoye las bibliotecas. Todo libro al que pueda acceder un particular debe estar simultáneamente a disposición de las bibliotecas. Se hace necesario y urgente un acuerdo en esta línea.



P. ¿En qué aspectos concretos es recomendable, necesaria o imprescindible esa colaboración?

R. Hay cuatro aspectos en los que una estrecha colaboración resulta imprescindible: 1º) Acuerdo nacional (con las comunidades autónomas) sobre compras y préstamo; 2º) Aceptación de un modelo win to win entre biblioteca y edición; tanto la edición como la biblioteca deben buscar fórmulas de sostenibilidad mutua; 3º) Relación partner en cuanto a políticas concretas de respeto a los derechos de autor y propiedad intelectual; y 4º) Aceptación de que un servicio público como la biblioteca debe ser gratuito para el usuario.



P. ¿Es el bibliotecario un nuevo intermediario entre el lector de ebook y el editor?

R. En los procesos de intermediación entre el contenido y el lector, el bibliotecario, y también el librero, siguen ocupando el mismo rol en la cadena de valor digital que el que ocupaba en la analógica. En contra del extendido comentario sobre la desintermediación, creo que asistiremos a un proceso de reintermediación muy profundo, pensemos en los clubes de lectura a partir de la iniciativa de numerosos bibliotecarios. El rol bibliotecario no cambia en el entorno de una biblioteca híbrida, con papel y digital, es incluso probable que aumente el rol de prescriptor del bibliotecario, en un mundo donde el contenido cotizará al alza, el papel del bibliotecario como ordenador y seleccionador de información de valor será fundamental.



P. ¿Para qué nuevos retos se están preparando ya las bibliotecas en cuanto al libro digital?

R. La biblioteca está poco a poco redefiniendo su papel a partir de la irrupción de las tecnologías digitales, el nuevo ecosistema de los contenidos, con un cambio radical en la forma de producirlos, distribuirlos y consumirlos, supone un reto para todo el mundo bibliotecario. Avanzamos a una biblioteca ubícua e híbrida que debe posibilitar un acceso universal a los contenidos. Podemos hablar de retos en torno a situar la biblioteca en el centro de cada comunidad, de explotar lo digital para incrementar la gama de servicios públicos en torno a la biblioteca, a la adquisición de nuevas habilidades por parte del personal de bibliotecas, a la integración de la biblioteca física con la virtual, a una concepción mucho más dinámica de la biblioteca como servicio público a una comunidad y a un entorno, etc; en síntesis, estamos ante un proceso de rediseño muy profundo del papel de las bibliotecas en el siglo XXI, siendo muy importante el compromiso de los ciudadanos en el mantenimiento de un servicio público esencial.



P. ¿Cómo ha cambiado o está cambiando el libro electrónico los hábitos de adquisición de fondos internacionales por parte de las bibliotecas?

R. Estamos asistiendo a una globalización mundial del contenido en cuanto a distribución y puesta a disposición del usuario, rompiendo asimetrías históricas como las que había entre España e Iberoamérica. El acceso a un tsunami mundial de contenidos posibilita un enriquecimiento de la oferta bibliotecaria a sus usuarios y un servicio de una enorme calidad. Las bibliotecas deben comenzar a definir sus modelos de adquisición, deben tener un acceso universal al contenido y pagar por uso. Todo el contenido debe estar accesible al usuario de bibliotecas, y frente a los modelos de suscripción a paquetes globales, mi impresión es que las adquisiciones, a perpetuidad o temporales, deberán ir a modelos de pago por consumo concreto. Pensando a medio y largo plazo este tipo de modelos será mucho más sostenible para las bibliotecas. La construcción de enormes agregadores de contenidos posibilitará el poder ofrecer a cualquier usuario, en sala o en remoto, unas posibilidades de lectura casi infinitas. En un plazo muy corto de tiempo veremos agregadores españoles que incorporaran contenido no sólo de Iberoamérica, sino de cualquier parte del mundo. En este punto puedo afirmar que la compañía en la que trabajo (Odilo TID) ha hecho de este tema un punto crítico de su trabajo. Si un país se mide por su cultura, sus librerías y sus bibliotecas, la responsabilidad será siempre compartida entre administraciones, usuarios, industria y las propias bibliotecas.

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Manuel Gil participa en las IV Jornadas-Taller de formación sobre libro electrónico que, organizadas por la UNE y el CSIC, se van a celebrar los días 5 y 6 de junio. Este encuentro, que acogerá el Instituto de Química-Física Rocasolano del CSIC, va dirigido a editores universitarios, institucionales y bibliotecarios y cuenta con el patrocinio de Xercode, Imthe consultores, E-Libro, Dawsonera y OdiloTID