viernes, 23 de septiembre de 2011

Ana Isabel González: "Demostraremos la calidad del libro universitario"

 
  • Diecisiete editoriales universitarias tienen ya implantado un sistema de gestión de calidad. Siete más están en proceso.
  • La revista Unelibros puede leerse en la web de la UNE y en la plataforma Issuu.

Ana Isabel González
Las editoriales universitarias van a demostrar la calidad del libro universitario. Así lo anuncia, desde la portada del último número de Unelibros la vicepresidenta de la Unión de Editoriales Universitarias Españolas (UNE) y directora de Ediciones de la Universidad de Oviedo, Ana Isabel González, que explica en una larga entrevista las acciones que en este sentido se están llevando a cabo en cada universidad y en la propia asociación.
Las editoriales universitarias españolas, que publican el 7 por 100 de los libros que se editan en nuestro país, llevan tiempo reivindicando este reconocimiento y si bien es cierto que formalmente ya no existe ninguna discriminación respecto a las editoriales privadas, todavía existe cierta desconfianza en algunos sectores, según explica la vicepresidenta de la UNE: “A la hora de valorar la actividad investigadora de los profesores universitarios, aún existe reticencia en algunas comisiones acerca de su validez”, afirma.
La implantación de sistemas de gestión de calidad en cada una de las editoriales universitarias, la creación de un sello UNE y la puesta en marcha de un observatorio de mejores prácticas editoriales son algunas de las iniciativas en las que se está trabajando. Hasta el momento son diecisiete las universidades que tienen implantado uno o varios sistemas de gestión de calidad y siete más están en proceso de imponerlo, según se detalla en la tabla que acompaña la entrevista. La propia UNE, asociación que las agrupa, certifica su sistema de gestión desde hace tres años con la norma UNE-EN ISO 9001.
Mimetismo
González precisa en otro momento de la entrevista que “no se trata tanto de mejorar la calidad, que ya existe, sino de ponerla en valor y demostrarla para que sea reconocida externamente”. ¿Qué pasará con las editoriales que no cumplan con esta exigencia? “Creo que finalmente se producirá un mimetismo. Si se ve la utilidad, todos o su mayor parte la aplicarán, ya que en otro caso pueden ver limitada su actividad. Los condicionantes pueden ser tantos que, al final, el coste de incorporar los criterios de calidad seguramente será menor que la pérdida por quedar fuera de un marco común de referencia”, asegura.
Labor escondida y cuestionada
No está sola la vicepresidenta de la UNE en su defensa de la calidad de la edición universitaria, en las páginas de Unelibros. Santiago García-Granda, vicerrector de Investigación de la Universidad de Oviedo, señala en un artículo que “en otros países, el prestigio de las editoriales vinculadas al ámbito académico es indudable, mientras en nuestro país ha pasado justo lo contrario, se ha escondido su labor y ésta se pone en tela de juicio, lo que es lo mismo que suponer que el trabajo desarrollado en la universidad carece de valor y validez”.
En esa misma línea se manifiesta el rector de la Universidad de Almería, Pedro Molina García, quien sostiene que el libro universitario “no suele ser codiciado por la iniciativa privada, pero todo científico e investigador sabe que no puede pasar sin él, y que los dineros públicos que van destinados a su producción y distribución son, probablemente, de los mejor invertidos para el buen funcionamiento y desarrollo del servicio público que desarrollan nuestras instituciones de enseñanza superior”.
Las cuatro c’s
Xavier Mallafré, presidente del Gremio de Editores de Cataluña se asoma también a este número para explicar las que, a su juicio, son las cuatro c’s de la calidad: calidad (contenido), comercialidad (interés lector), crítica (interés medios de comunicación/líderes de opinión) y coste (expectativas del agente/autor para favorecer la edición del libro en la editorial).
Contra los prejuicios
Finalmente, el presidente de la UNE dedica el editorial de la revista para subrayar también el esfuerzo que las editoriales universitarias vienen haciendo por quitarse de encima estereotipos que no responden a la realidad: “Lejos del prejuicio asentado durante décadas de que el libro universitario es un libro difícil, de poca utilidad y, en el peor de los casos, un ejemplo más de la endogamia de nuestro profesorado, llevamos años comprometidos por elevar el nivel de nuestras colecciones, que en su inmensa mayoría se evalúan externamente por procedimientos doblemente ciegos y responden a exigentes criterios de calidad, muchos de los cuales no superarían otros sellos privados”, afirma.